"Educación y Aprendizaje sin fin"

Nuestro aprendizaje no tiene fin, todos los días aprendemos algo nuevo si es que deseamos hacerlo; un hecho concreto de esto que estoy diciendo, es poder estar en estos momentos capacitándome en el aprovechamiento de las TIC's.

domingo, 22 de junio de 2008

Incorporar el uso de las TIC´s en el Profesorado

"La tecnología cambia la potencia del proceso pedagógico”
El debate en torno a la incorporación de las nuevas tecnologías
al proceso de enseñanza-aprendizaje crece en el país y
presenta cada día nuevos desafíos, en especial para los
docentes. En diálogo con EducaRed, la pedagoga Mariana
Maggio, Gerente de Programas Académicos de Microsoft de
Argentina consideró que el actor clave en este proceso es el
docente, convenientemente motivado para impulsar el uso de
las nuevas tecnologías en el trabajo educativo. En su visión, el
acceso al equipamiento es importante, pero subrayó que todos
los esfuerzos serán limitados si no se dispone de buena conectividad.
EducaRed: En la actualidad, muchas organizaciones sociales y empresariales
colaboran con las política públicas en la dotación de equipos o la provisión de
software para mejorar la infraestructura tecnológica de las escuelas. ¿Alcanza con
eso para decir que se está avanzando en una inserción real de la tecnología en el
proceso educativo?
Mariana Maggio: Yo suelo hablar de “inclusión genuina”, una categoría que desarrollé como
parte de mi trabajo de investigación. La inclusión genuina intenta captar aquellas situaciones
en las que las nuevas tecnologías son incorporadas a las prácticas de la enseñanza,
emulando las relaciones de la tecnología con el campo disciplinar.
Para dar un ejemplo concreto, hoy la matemática se ve fuertemente impactada por el
desarrollo de simuladores o la geografía por los sistemas de representación espacial a través
de multimedia. La inclusión genuina intenta dar cuenta de esto, en un nivel epistemológico
de cuáles son las relaciones entre las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación en cada campo disciplinar. Es una cuestión, si se quiere, de actualización del
conocimiento que ofrecemos.
El problema no es que las escuelas tengan computadora o que haya una computadora por
docente o por niño. El tema es mucho más complejo, del orden del conocimiento, del orden
de qué son los campos disciplinares en la actualidad. El modo de entrar a ese problema
tiene un componente de infraestructura pero tiene otro componente esencial que es una
conectividad de calidad. Y tiene un pilar indispensable que es la formación.
ER: ¿Existen diferentes motivaciones para el abordaje tecnológico entre los chicos,
quizá más habituados a la tecnología, y los docentes, no siempre formados en este
aspecto?
MM: Es cierto que los chicos de esta generación, aún los que no tienen computadora en su
casa, se relacionan muy bien con la tecnología. Pero en general vemos que la relación de los
chicos con la tecnología está muy vinculada al ocio, al entretenimiento, al espacio del juego.
Eso está muy bien pero, en realidad, como educadores debemos pensar cómo generamos
potencia a través de esas herramientas en relación con el aprendizaje, a las finalidades
educativas, en relación con la condición de ciudadano.
Cuando se lo plantea en estos términos, hay algo que es imprescindible: no son las
máquinas, son los docentes. Los docentes tienen que estar preparados, aunque esto no
resulta sencillo. Por un lado, porque la mayor parte de nuestros docentes no nacieron
teniendo estas tecnologías a disposición. Pero lo más difícil de abordar es que no analizaron
estas cuestiones como parte de su formación inicial. Seguimos formando profesores para los
cuales la tecnología y la educación no aparecen en su formación básica. Entonces, a un
docente que ya está en el aula y para quien la herramienta central son los manuales
impresos, hay que decirle que ahora debe aprender todo esto.
ER: ¿Cree que hay una deficiencia en la formación?
MM: Sí, es un tema de formación. Hoy se hacen muchos esfuerzos pero el desafío es
enorme. Por supuesto, necesitamos políticas muy contundentes vinculadas a la formación de
los docentes en estos temas, pero también precisamos un esfuerzo de articulación con el
sector privado, con las ONG, con las organizaciones de la comunidad. Hay muchos trabajos
valiosos pero que siguen siendo esfuerzos aislados. Hoy el principal desafío es cómo
articular los esfuerzos tanto del sector privado, como del Estado y el tercer sector.
ER: ¿El problema es la falta de una política integral?
MM: Sí, sobre todo porque, por ejemplo, cuando se hacen eventos de formación de docentes
en nuevas tecnologías, repetidamente vemos que siempre se interesan los mismos
docentes, que son un 20 o 25 por ciento del universo de docentes. Lo mismo pasa con los
concursos de innovación educativa. Entonces, éste es un tema importante pero para un
sector del sistema educativo que todavía sigue siendo minoritario.
La pregunta es cómo nos articulamos para poder amplificar los esfuerzos y llegar a
muchísimos más docentes. Hay que llegar a cientos de miles de docentes que todavía no
han hecho su proceso de iniciación en nuevas tecnologías. En el programa Alianza por la
Educación trabajamos con un evento específicamente diseñado para iniciación que se llama
Intentar. Está concebido de modo tal que los docentes no habituados a las tecnologías
puedan empezar, suscribiendo su primera cuenta de correo electrónico, hacer su primera
experiencia de navegación, visitar los portales educativos que son más potentes en términos
del escenario nacional.
ER: ¿Hay resistencias de los docentes a la incorporación de tecnología?
MM: En el trabajo con los adultos aparecen resistencias que no aparecen en los niños. En
este sentido, hay dos actores clave: por un lado, los directores de las instituciones
educativas y por el otro, los inspectores y supervisores. Los proyectos con cierta innovación
que a veces aparecen en las escuelas en una muy pequeña escala, se amplifican al interior
de la propia institución o logran relacionarse con otras organizaciones de la propia
comunidad cuando hay una fuerte decisión de los directivos para acompañarlos.
ER: ¿Qué pasa con la brecha digital al interior de la sociedad argentina? ¿Cómo puede
pensarse en una entrada a la era tecnológica cuando en el país todavía hay miles de
chicos que van al colegio para tomar la copa de leche y ni siquiera acceden al libro?
MM: El esfuerzo debe ser muy fuertemente orientado por el Estado. Es necesario pensar en
cómo garantizamos el acceso a la tecnología en las escuelas de gestión estatal, en las
bibliotecas, en las bibliotecas populares, en las sociedades de fomento, en los clubes del
barrio. Ese es el camino para que en el corto plazo todos puedan acceder.
También hay que pensar en los locutorios, porque los chicos de los sectores urbanos
marginales hoy acceden al locutorio, que si bien tiene un costo, es un costo bajo. Hoy ese
espacio está destinado al ocio y al juego, pero podríamos empezar a pensar como sociedad
cómo promovemos espacios de enriquecimiento cultural, cómo hacemos para que los pibes
de esos barrios puedan generar, por ejemplo, arte digital, acceder a los museos, recuperar el
patrimonio cultural de las comunidades locales, trabajar con los diarios. Ahí la tecnología
cambia la potencia del proceso pedagógico. No es lo mismo que la tecnología esté o que no
esté.
ER: ¿Cómo está la Argentina frente a otros países de América Latina en términos de la
tecnología aplicada a la educación?
MM: Yo la veo con preocupación. Tenemos que tomar algunas decisiones necesarias. Entre
las principales destacaría las que tienen que ver con la conectividad, otras las que tiene que
ver con la formación docente y la tercera tiene que ver con pensar en el lugar clave que
tienen que jugar en este proceso de incorporación de tecnología los docentes.
Uno de los errores que podemos cometer es pensar que si ponemos la tecnología a
disposición de los chicos con esto cambia el sistema educativo. El sistema educativo
depende del liderazgo de los docentes, la responsabilidad por la enseñanza es de las
instituciones educativas y que se cumplan las finalidades educativas depende de que los
docentes enseñen.
Es importante que los profesores y profesoras sepan que, vinculados con la tecnología, hay
nuevos temas. Entender qué implica enseñar a hiperleer en lugar de enseñar a leer, qué
implica tener a disposición materiales multimediales en lugar de materiales escritos lineales,
qué implica acceder a fuentes en línea, qué implica la posibilidad de establecer redes para el
desarrollo de proyectos de colaboración. Hay toda una agenda nueva, pero esa agenda hay
que discutirla con los docentes y hay que ver cómo hacemos para que esa agenda dé cuenta
de lo que tenemos que enseñar.
ER: ¿Qué experiencias exitosas puede mencionar en América Latina respecto de la
inclusión de las TICs en el proceso educativo?
MM: Me interesa mucho el caso de Chile, donde hay un programa de conectividad (Enlace),
que conecta a todo el sistema educativo a Internet con recursos públicos, y con una
estructura de mantenimiento dependiente de las universidades. El país fue dividido en
grandes regiones y se asignaron universidades a la gestión de esas regiones, garantizando
el soporte técnico.
En los últimos años, México hizo un esfuerzo muy grande con Enciclomedia, un proyecto que
dotó con tecnología de pizarrones electrónicos a un grado de la escolaridad, pero
accediendo todas las aulas del sistema público. Este proyecto pone en un soporte
multimedial todo el contenido del libro de texto único.
Pero no quiero dejar pasar que también que hay muchos casos para aprender en la
Argentina, que tal vez no tienen la escala pero sí la potencia de los otros. Desde Alianzas
por la Educación, en conjunto con Foro 21, el programa de educación de canal 7, hemos
documentado más de 80 casos de docentes de diferentes provincias que utilizan la
tecnología e innovación en el país. Estos docentes son argentinos, trabajan en condiciones
de infraestructura muchas veces escasas y difíciles pero, sin embargo, creen que el acceso
a la tecnología es valioso y significativo para los chicos. Con esa convicción desarrollaron
propuestas que para mí son ejemplares. Con esto hicimos un portal que se llama
Neodocentes, y ahí están documentadas en video las experiencias.
ER: ¿La tecnología es una herramienta que facilita el trabajo en el aula?
MM: Son tiempos difíciles para la mayor parte de los docentes del país, por las condiciones
salariales, la infraestructura de muchas escuelas. Los docentes se enfrentan a temas nuevos
y preocupantes para los cuales no están preparados, como la heterogeneidad, los grupos
minoritarios en el aula, la violencia en la escuela, y a esto hay que sumarle el problema de la
tecnología. En principio, los docentes ven que tienen un problema más. Pero en ese camino
de ofrecer soluciones, la tecnología puede ayudar a reconstruir el protagonismo del docente,
no sólo al interior de la escuela sino también en su comunidad

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