¿Está el sistema educativo argentino -moldeado hace más de un siglo y reformado hace una década- preparado para entender, abarcar, contener, enseñar, impulsar, fascinar con la aventura del conocimiento a generaciones de chicos que ya viven en otra cultura, con otros estímulos, en otra realidad?
El estado de la educación argentina se puede leer en tres segundos: los chicos aprenden cada vez menos. El diagnóstico está echado. En todo el país aumenta el número de alumnos que repiten el año, la cantidad de los que abandonan el colegio supera el diez por ciento en los primeros años del secundario.
Pero, ¿cómo se sale de la crisis? Para tal fin se consultó a los principales especialistas del país en educación, para abrir un debate que no fue tal: existen muchos más consensos que diferencias sobre los caminos que deben recorrerse. Las coincidencias son:
- Hay que achicar la brecha entre el mundo de la escuela y el mundo de los chicos y jóvenes.
- Hacer obligatorio el secundario hasta quinto año y aumentar jardines de infantes y guarderías.
- Brindar una mayor capacitación y actualización docente.
- Cumplir los contenidos obligatorios de estudio de las materias.
- Articular una relación fluida entre la Universidad y el colegio.
- Generar espacios de diálogo con los alumnos en el nivel medio, por ejemplo con "tutores".
- Nada de todo esto se puede lograr sin un mayor presupuesto.
También se hace una propuesta para empezar a mejorar resultados de calidad: los colegios, tendrían que recuperar el 5° año de secundaria o el 3° de EGB, que hoy es un año dedicado al viaje de egresados.
¿Será suficiente esto para enseñar más y mejor?
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